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Una callecita de Ollantaytambo |
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La fortaleza vista desde el tren |
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Los techos desde la ciudadela |
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Las terrazas |
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El perfil del inca sobre la piedra |
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Wiracocha, el dios creador inca, vigila y cuida los techos de Ollanta |
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Las siembras |
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A través de un hueco, los techos bajo el sol |
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Changuitos entre las ruinas |
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Ollantaytambo |
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Ollantaytambo |
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Mirar hacia abajo bajando las terrazas |
De todos los lugares que visité en Perú, éste fue el más emocionante: a pesar de que Macchu Pichu tiene "el" encanto de las ruinas incaicas, se pierde la emoción con tanto comercio, tanta gente, tanta cosa alrededor. De la zona de Cuzco, por lejos es lo más visitado por todo el mundo. Pero Ollantaytambo conserva el calor de pueblito, con esas callecitas empedradas y ese aire incaico que la envuelve y la abraza: desde los cerros con sus dioses que vigilan el horizonte y guardan la pequeña ciudad de todo mal hasta los campos sembrados, todo en Ollantaytambo desprende tranquilidad, gracia, respeto por el pasado. Silencio y viento, nada más. Piedra y espíritus callados. Changuitos correteando entre las ruinas. El tren que se detiene y se pierde hacia Cuzco. La paz en medio del Valle Sagrado inca.
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