martes, 17 de febrero de 2015

Parque Nacional Talampaya, La Rioja (parte I)

Entrada al PN Talampaya

Una de las vistas de las alturas de los paredones

Sobre nuestras cabezas, unos 150 metros de paredón
El Monje a la derecha, La Botella a la izquierda

Panorámica desde el piso

Unas cuantas cabezas que vigilan el horizonte

Pinturas rupestres en las piedras 

Panorámica desde las pasarelas

El camino dentro del cañón

Nuevamente, las alturas, los sonidos, los ecos

Vista parcial de la formación llamada La Catedral

Espera con Talampaya cubierto de nieves

El móvil

Espera, día sábado, qué dicen los guardaparques. Talampaya cubierto de nubes.
Cesar y yo



Leo en la página de Talampaya.com que en este momento está cerrado el parque por lluvias. ¡Si nos habrá pasado también! Justamente, cuando teníamos solo poco más de dos días para conocer el parque. Intentamos entrar el sábado y quedamos esperando el permiso de los guardaparques pero no, no se pudo porque hubo lluvias fuertes para la región la noche anterior. Impaciencia, frustración, vuelta a Villa Unión esperando en la ruta bajo el sol. César que tiene más agallas intentó hacer dedo pero antes que alguien se apiade de los dos llegó el micro, el único micro que pasa por el parque y comunica con La Rioja por una punta y Vinchina por la otra.
Volvimos el domingo: ahora sí pudimos entrar. Tenemos vista privilegiada desde el móvil de la agencia que cubre los servicios de guía dentro del parque. Arrancamos bajo el sol: yo estimo que hizo arriba, más arriba de los 30ºC cómodos en todo el viaje de tres horas.
Talampaya es un lugar maravilloso, gigante, agreste, increíble, y puedo seguir diciendo unas cuantas cosas más. 
Es calor soporífero ya desde muy temprano en la mañana. Es vida para todos los bichos que viven en sus tierras, desde guanacos correteando con sus crías, gorriones comilones que esperan las miguitas de la gente sin temor en las mesas del bar que está en el parque, ñandúes al costado del camino mirando sin asombro cómo vamos pasando por la tierra reseca, hasta un zorrito que se escapa cuando estamos por sacarle una foto. Es, por suerte, silencio natural que se rompe cuando nos invitan a gritarle un saludo al cañón que se replica en cientos de ecos que devuelven nuestras voces. Es viento que golpea ¡y cómo! y se vuelve escultor entre las piedras del paisaje: desde una increíble Catedral como la de Gaudí en Barcelona, hasta unos cuantos hombrecitos sentados que vigilan el paisaje a la distancia. Es un hilo de agua que se convierte en barro por algunas horas hasta que desaparece al calor de los rayos del sol para nutrir lo suficiente a toda esa vasta vegetación desértica que sabe arreglarse con lo poco que tienen para sobrevivir. Saben aprovechar lo bueno sin desperdiciar nada.
Es, para mí, uno de los paisajes más hermosos que conocí viajando por Argentina. Me asombró desde su gigantesco tamaño (algo más de 2000 km2) y sus vistas desde la ruta siempre que las nubes te permitan divisarlas a lo lejos, Me encantó el cuidado de todos para conservar el parque para que no pierda ese toque que lo diferencia de varios puntos turísticos que van banalizándose a medida que crecen en ofertas de turismo y avidez por ganar cada vez más en lo económico. Me gustó su simplicidad y a la vez su grandeza natural.
Definitivamente, uno de los mejores lugares para conocer y recordar siempre.




sábado, 3 de enero de 2015

Mar del Plata

Una panorámica de la ciudad, vacía, esperando por los turistas

Paseo de la Rambla detrás del hotel Provincial y el Casino Central

Playa Varese bajo las nubes

Un lobo marino tomando sol artísticamente 

Punto panorámico desde el monumento a San Salvador y escollera

El puerto
Aguas danzantes en la Plaza del Milenio
Hotel Provincial y paseo 

El faro
Olas y viento

¡Tanto tiempo sin ganas de escribir en este blog! Pero ahora, mágicamente, después de un viaje, estoy escribiendo y posteando nuevamente. Viaje a Mar del Plata, cortito pero hermoso. Viaje proyectado sin saber qué esperar... Y lo que vi me encantó. Desde la avenida Luro, en honor a uno de los mentores de la ciudad, pasando por la plaza San Martín y la peatonal, la avenida Peralta Ramos y la avenida Buenos Aires que flanquean la costa del mar, los edificios del Casino Central y el hotel Provincial, postales tradicionales que identifican a Mar del Plata, el paseo por la Rambla con sus adorables lobos marinos siempre en su pose, el puerto y sus olores, la reserva de lobos marinos en el puerto, el paseo hasta el punto panorámico del Cristo... Y yendo hacia el sur, el faro, al que no se puede acceder porque es un predio gubernamental cerrado al público, la gruta de la Virgen de Lourdes, el paseo por la avenida costanera... 
Todo bello.

viernes, 13 de junio de 2014

Cataratas del Iguazú: el sendero Macuco (3º parte)

El sendero 

Una hormiga en el camino: no hay ampliación ni acercamiento para ver el tamaño de la hormiga, es real la proporción con mi pie

La mujer araña

Un arroyo de ensueño 

La caída del pozón natural

El pozón natural

El pozón y sus visitantes

El camino de vuelta

Un asiduo visitante

Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás...
Atahualpa Yupanqui

sábado, 10 de mayo de 2014

Cataratas del Iguazú: la Garganta del Diablo

Acercándose por la pasarela, así se ve el borde de la fractura
Garganta del Diablo, todavía se puede ver
El vapor, la caída de aguas, el paisaje, el arco iris...
El arco iris...
La parte blanca debajo de la pasarela es el vapor del agua, ya a esa altura no te deja ver qué hay hacia abajo
La furia de la caída del río


Hice en el mismo día todo el parque principal: los circuitos y la Garganta del Diablo. Para llegar a las pasarelas, un piecito adelante del otro. El camino a esa hora (cuatro de la tarde) en pleno verano se hace eterno pero no es nada. Es solo una impresión.
¡Y cómo se sienten las cataratas desde acá! El punto mayor del recorrido, caminar sobre el ancho del Iguazú, acercarse de a poco a esa columna de agua que te dice que algo grande está pasando ahí, escuchar cada vez más fuerte el canto del río, creo que es una experiencia impagable. Amaría poder hacerlo nuevamente con menos personas caminando alrededor. Así y todo, la potente unión que hay entre la tierra, el aire y el agua no pasa desapercibida a ningún sentido. 
¿Y para salir del paseo? ¡Trencito!


domingo, 4 de mayo de 2014

Cataratas del Iguazú: mi doble orgullo (1.º parte)

El símbolo del parque

Panorámica por los circuitos inferiores

Isla San Martín

Isla San Martín y todo Cataratas detrás
Por encima de mi cabeza
Desde los circuitos superiores (Salto Bossetti) la vista sobre las pasarelas

¡Perdete ahí abajo!
¡Y acá también!


Lancha por el río rumbo a los saltos

Desde los circuitos inferiores

Desde los circuitos inferiores, ¡otra vez porque me encanta!

Salto Dos Hermanas

Salto Bossetti

En el año 2010 hice mi tercera visita a Cataratas. Aunque esta vez dos días para recorrer todos los circuitos, inferiores, superiores, sendero Macuco, Garganta del Diablo. 
Y surge magia, magia desde la selva verde imposible, desde el vapor que sube y se pierde en el cielo azul, hay magia en cada arco iris que se forma en las cascadas, magia en el agua, en el aire, en la tierra roja...
Ese viaje incluyó un hermoso recorrido por otros lugares misioneros, con destino unos días en Santa Ana, el pueblo donde vivió mi mamá cuando nena y donde todavía tengo muchos primos y sus hijos viviendo ahí. Tengo también una tía que se conserva cada día más hermosa, Epifania. Pero ya vendrán fotos de esa parte del camino en otro momento.
Pasé también unos momentos algo insólitos y tremendos en Ciudad del Este en Paraguay, el único lugar del planeta al que le tengo miedo, tal vez vuelva en julio cuando haga con Cesar un viajecito a Cataratas nuevamente, tal vez si el tiempo no alcanza no crucemos...
Volviendo a la magia, Cataratas es uno de los paisajes más bellos que existen, muchos lugares hay que son increíbles y hermosos pero pocos pueden igualarse a Iguazú. Aunque compartimos el espectáculo con Brasil, Argentina tiene alrededor del 80% de los saltos de su lado, y la vista más imponente según dicen los que se cruzan para verlos desde Foz.
Así, que: doble orgullo, por tierra argentina, por tierra misionera. Por el color de su tierra, por su verdor, por su hermosura. Misiones, te llevo en el corazón.



El río Iguazú tiene un recorrido total de 1320 kilómetros hasta su desembocadura en el Paraná, 23 kilómetros después de las cataratas. Enmarcado por costas bajas, tiene en la mayor parte de su recorrido un ancho variable que va desde los 500 hasta los 1000 metros. Dentro del Parque Nacional, se ensanchaunos 1500 metros y tuerce hacia el sur para luego retomar hacia el norte formando una amplia "U" que contiene en su desembocadura el abrupto desnivel en el terreno que da lugar a las cataratas, imponentes caídas de agua.
En su gran curva, una proliferación de escollos, islotes y alargadas islas fragmentan el río en numerosos brazos. Al llegar al barrando cada uno de ellos da lugar a un salto cuyo conjunto constituye el gran abanico que son las Cataratas del Iguazú.

http://www.iguazuargentina.com/maravilla-natural/patrimonio-natural