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El Río de la Plata |
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Entrada al Parque de la Memoria |
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Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado |
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Pensar es un hecho revolucionario, por Marie Orensanz |
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Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, por Claudia Fontes
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Ubicado a la orilla del Río de la Plata, el Parque de la Memoria se levanta en recuerdo y homenaje a la memoria de las Víctimas del Terrorismo de Estado. Inaugurado en el año 2007, el parque alberga el Monumento a las Víctimas, cada nombre tallado en una placa de piedra sobre varios paredones de color gris que reflejan el brillo del sol sobre las aguas. También se encuentran varias obras escultóricas que mantienen vivo el recuerdo de todos ellos mediante esculturas que suben al cielo en forma de varas y musicalizan el aire cuando sopla el viento o representan el encierro, tortura y muerte mediante formas retorcidas a través de la composición con materiales diversos. De estas obras, me impresionaron dos en particular: una es "Pensar es un hecho revolucionario", dos bloques de acero traspasados con esta afirmación que se recortan en el cielo y se yerguen sobre el parque.
La otra es la figura solitaria sobre las aguas que representa al adolescente Pablo Míguez, secuestrado y desaparecido a los 14 años: la imagen de espaldas a la costa fija su mirada en el infinito del río, brazos cruzados a la espalda, pies firmes sobre el agua, brillo del sol en su figura. Fue la escultura que más fotografié ese día, impresionada por su quieta presencia coronada por un pájaro que familiarmente se posaba en su cabeza.
¿Qué siente, qué piensa, qué espera Pablo cuando la luna aparece frente a él cada noche?
¿Se sentirá tan solo como el día en que se convirtió en "desaparecido", solo ante su propia muerte, solo ante tanto odio sin razón?
¿Cómo habría sido su vida cuando estaría por estos años acercándose a la mitad de la vida, como suele considerarse cuando se cumplen 50 años, cuántos sueños se perdieron con su vida, cuántas aventuras, cuántos abrazos, cuántos viajes no vividos?
¿Con qué derecho cortaron su vida? ¿Qué mal había hecho, qué peligro podía ser a los 14 años?
Todo esto me digo repasando las fotos que sacamos César y yo ese día de verano. Y me apeno al pensar en esa pobre figura sola en el río...
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