Ella está por embarcar, quizás consiga un pasaje en la borda. Ella está por despegar, ella se va. Ella viaja sin pagar, el viejo truco de andar por la sombra. Ella baila sobre el mar, ella se va. Pasajera en trance, pasajera en tránsito perpetuo. Pasajera en trance transitando los lugares ciertos. Un amor real es como dormir y estar despierto. Un amor real es como vivir en aeropuerto. Charly García - Pedro Aznar
domingo, 20 de octubre de 2013
Fiesta de la quebrada: Uquía
Los españoles que llegaron a la zona del noroeste de nuestro país encontraron la región habitada por los omaguacas, que poblabban la Quebrada del Río Grande de Jujuy. Una leyenda propia cuenta que el nombre Humahuaca proviene de "Humahuacac", que sigifica "la cabeza que llora". ¿Por qué? Porque allí eran enterradas las cabezas de los personajes más importantes del lugar. La Quebrada de Humahuaca fue declarada Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad por la UNESCO en el año 2003. Uno de los pueblos asentados en la quebrada es Uquía, que pude distinguir solamente yendo por la ruta desde Purmamarca hacia Humahuaca. Los cerros uquienses son maravillosos, coloridos y misteriosos: el cerro Las Señoritas guarda la leyenda sobre el destino de unas mujeres incas que huyeron desde el Imperio hacia el sur resguardando un tesoro de oro codiciado por los españoles. Se cree que, asediadas por el camino real a la altura de Uquía, decidieron esconder su precioso cargamento en los cerros que se alzan dentrás del pueblo. Sacrificaron sus vidas por guardar el secreto de la ubicación exacta del tesoro que desde entonces está enterrado en algún lugar de la quebrada. En recuerdo de las vidas de esas valientes mujeres, una formación rocosa de color blanco se formó en el valle y en sus laderas blancas están talladas las figuras de las señoritas.
sábado, 19 de octubre de 2013
Los grandes escritores argentinos
En un puesto de diarios y revistas frente a la Plaza de Mayo en la intersección de Hipólito Yrigoyen y Bolívar encontré este hermoso homenaje a los mejores escritores argentinos: Jorge Luis Borges (1899-1986); Rodolfo Walsh (1927-1977); Julio Cortázar (1914-1984); Ernesto Sábato (1911-2011) y Roberto Arlt (1900-1942). A todos ellos, en más o en menos, los he leído, de todos guardo algún recuerdo, algún momento. Sobre Borges, realicé un curso interesante en el Centro Cultural Rojas que me abrió a la posibilidad de entrar en algunos de los entreveros de sus cuentos: precisos de palabras, impecables de ideas, queribles en sus retratos, todos perfectos. Para mí, el mejor escritor argentino de todos los tiempos. Rodolfo Walsh fue el objeto de mi tesina fallida pero ganada en conocimientos tanto de parte de su obra como de su historia personal: me inicié entonces con "Operación Masacre" aunque ahora recuerdo que en algún momento antes lo había encontrado en un librito de editorial Alianza que traía su "Un oscuro día de justicia"; así fue mi primer contacto con él. Hay mucho, muchísimo de Borges en él, a quien en principio adoraba como se adora a un maestro y luego, por elecciones políticas e ideológicas de ambos, Walsh lo fue dejando a Borges aunque no del todo. Fue, en cierto sentido, el creador del género de la no-ficción que fue mucho más conocido y practicado y apropiado en Estados Unidos (New Journalism) a partir de las obras de Truman Capote y Tom Wolfe. Pero el argentinísimo Rodolfo se adelantó a su época escribiendo "Operación..." unos cuantos años antes que ellos y creando así la no-ficción. Creo que actualmente, por más Majul y otros periodistas-escritores que haya dando vueltas por aquí, no pueden igualarse a la huella de Walsh que se encuentra indeleble y visible en cada una de sus palabras. Imposible igualarlo. Julio Cortázar no es argentino, de hecho nació en Bruselas pero vino a vivir a la Argentina y por lo tanto lo creemos tan nuestro como cualquiera de nosotros. Leí muchas cosas de él, cuentos y novelas. La primera parte de "Rayuela" me pegó de lleno a través de la Maga, ¿qué mujer en algún momento de su vida no se identificó con ella? Justamente, la primera vez que la leí, me sentía "la" Maga por ese amor incondicional y no correspondido a un sinvergüenza (era Cortázar mismo, vamos..) que la tenía cuando quería y la abandonaba cuando quería pero no la abandanoba del todo porque a su manera fría y extraña, amaba a la Maga y la necesitaba. Y también me divertí mucho con sus historias sobre los cronopios y los famas, (no hay caso, me siento más fama que cronopio en estos días, la verdad). Y me impresioné más con el cuento "La noche boca arriba" y ese fluir de la voz entre la vida y la muerte: ¿es el relato de un vivo o es la voz de un muerto? Más difícil me resultó llegar a "Axolotl", no quise entrar en ese análisis del "yo" desdoblado en pez y en observador externo... fue demasiado para mí. "Sobre héroes y tumbas" de Sábato fue uno de los libros que elegí a los 17 años para leer por mi cuenta, sin que me lo pidan en la escuela ni en ningún lado. Unos meses antes había estado muy enferma en el verano y había leído casi todas las obras de teatro de Shakespeare menos una, esa fue mi primera elección de lectura ese año. Luego me metí con la historia de Alejandra Vidal y entonces no entendía nada de lo que allí pasaba. Dejé el libro ahí tirado en la biblioteca, no me había llegado. Años después, cursando Lengua en el Lenguas Vivas, me tocó releer la novela y ahí sí descubrí de qué se trataba: Alejandra entró como un dragón dolido y oscuro a través de su historia personal y la acompañé en todo momento, desde su encuentro en el Parque Lezama con Pabblo hasta su muerte con su papá. He ido al Parque buscando la estatua donde se encontraron por primera vez Alejandra y Pablo. Creo que la encontré, tengo que buscar esa foto y publicarla. Y Roberto Arlt fue una buena compañía en mis vacaciones de verano en Mendoza a orillas del Atuel, recuerdo que leí "Los siete locos" y "El jueguete rabioso". Aunque más me gustan sus "Aguafuertes porteñas": esos microrrelatos que me identifican de la cabeza a los pies con el ser porteño que relata Arlt aunque hayan pasado décadas de esos retratos a estos tiempos. A todos ellos, grandes escritores, los he querido y los seguiré queriendo por lo que me han acompañado en la vida, lo que me brindaron a través de un libro y lo que me enseñaron con sus ideas y sus vidas. A todos ellos los seguiré encontrando en noches antes de dormir. Y en viajes en micro a Rosario ida y vuelta. Y en vacaciones para distender la cabeza de lo que pasa todos los días. Y me llevarán a creerme igual que la Maga, a ponerme del lado de Emma Zunz, a entender la locura de Alejandra Vidal y disfrutar el "elogio del fiacún" o las instrucciones para subir una escalera... y a lamentar la pérdida de un Walsh.
domingo, 13 de octubre de 2013
Monserrat en el casco histórico de Buenos Aires
La plazoleta San Francisco en el barrio de Monserrat está enfrente de la Basílica de San Francisco en la esquina de las calles Alsina y Defensa. Se trata de cuatro estatuas majestuosas de mármol blanco vandalizadas hasta lo imposible pero que conservan toda su dignidad y hermosura listas para ser descubiertas por el ojo curioso del visitante del casco histórico de Buenos Aires. Las cuatro obras alegóricas talladas por el artista Joseph Dubordieu formaron parte de una serie de estatuas erigidas para el Banco Provincia hacia mediados del siglo XIX. Años más tade y debido al peligro que suscitaban las esculturas emplazadas en el edificio del banco (alrededor de 16) se decidió bajarlas y colocarlas en la base de la Pirámide de Mayo, también tallada por el mismo artista francés. Estuvieron muchos años guardadas en depósito luego de que la Pirámide fuera colocada en el centro de la Plaza de Mayo y en los años 70 fueron colocadas en su actual lugar. Observar el vandalismo que vienen sufriendo hace años me hace preguntar si es verdad lo que canta León en su canción "Ay, ay, ay, que se va la vida más la cultura se queda aquí". ¿Se queda aquí la cultura? Ay, ay, ay.
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La plazoleta San Francisco en el barrio de Monserrat está enfrente de la Basílica de San Francisco en la esquina de las calles Alsina y Defensa. Se trata de cuatro estatuas majestuosas de mármol blanco vandalizadas hasta lo imposible pero que conservan toda su dignidad y hermosura listas para ser descubiertas por el ojo curioso del visitante del casco histórico de Buenos Aires. Las cuatro obras alegóricas talladas por el artista Joseph Dubordieu formaron parte de una serie de estatuas erigidas para el Banco Provincia hacia mediados del siglo XIX. Años más tade y debido al peligro que suscitaban las esculturas emplazadas en el edificio del banco (alrededor de 16) se decidió bajarlas y colocarlas en la base de la Pirámide de Mayo, también tallada por el mismo artista francés. Estuvieron muchos años guardadas en depósito luego de que la Pirámide fuera colocada en el centro de la Plaza de Mayo y en los años 70 fueron colocadas en su actual lugar. Observar el vandalismo que vienen sufriendo hace años me hace preguntar si es verdad lo que canta León en su canción "Ay, ay, ay, que se va la vida más la cultura se queda aquí". ¿Se queda aquí la cultura? Ay, ay, ay.
miércoles, 9 de octubre de 2013
Un pedacito de Rosario
El Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (MACRo) se encuentra en el edificio Silo Davis a orillas del río Paraná. Forma parte del Museo Castagnino desde el año 2004 y se trata de un edificio conformado por ocho cilindros con una altura promedio de diez pisos.
Cada tres años se renueva la pintura de la fachada a través de un llamado a concurso nacional para elegir una nueva idea. El último proyecto fue presentado por un rosarino llamado Martín Agüero: los colores son la representación de las estaciones y las etapas del día. La escala de grises significan cada momento de la vida y las flechas negras son los puntos cardinales.
Lo conocí una tarde de sábado de invierno con un sol a pleno y el viento que sopla desde el río. Es impresionante no solo por su exterior sino también por los dibujos en las paredes exteriores a la entrada a cada salón de exposición en cada piso. Para acceder a cada salón subimos por una escalera interminable de chapa y fuimos entrando para conocer las muestras, cada una más loca y diversa. No recuerdo ahora si usamos el ascensor pero sí recuerdo la foto que saqué desde el séptimo piso mirando por la ventana hacia la estación de trenes de Rosario Norte. Una vista impresionante y hermosa, valió la pena la subida por las escaleras para conocer el edificio. Valió la pena también la caminata bordeando el río bajo el sol de casi primavera que nos acompañó aquella vez...
sábado, 5 de octubre de 2013
Buenos Aires, el ombligo de mi mundo
El Río de la Plata |
Entrada al Parque de la Memoria |
Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado |
Pensar es un hecho revolucionario, por Marie Orensanz |
Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, por Claudia Fontes |
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