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Acercándose por la pasarela, así se ve el borde de la fractura |
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Garganta del Diablo, todavía se puede ver |
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El vapor, la caída de aguas, el paisaje, el arco iris... |
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El arco iris... |
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La parte blanca debajo de la pasarela es el vapor del agua, ya a esa altura no te deja ver qué hay hacia abajo |
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La furia de la caída del río |
Hice en el mismo día todo el parque principal: los circuitos y la Garganta del Diablo. Para llegar a las pasarelas, un piecito adelante del otro. El camino a esa hora (cuatro de la tarde) en pleno verano se hace eterno pero no es nada. Es solo una impresión.
¡Y cómo se sienten las cataratas desde acá! El punto mayor del recorrido, caminar sobre el ancho del Iguazú, acercarse de a poco a esa columna de agua que te dice que algo grande está pasando ahí, escuchar cada vez más fuerte el canto del río, creo que es una experiencia impagable. Amaría poder hacerlo nuevamente con menos personas caminando alrededor. Así y todo, la potente unión que hay entre la tierra, el aire y el agua no pasa desapercibida a ningún sentido.
¿Y para salir del paseo? ¡Trencito!
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