sábado, 21 de diciembre de 2013

Tour por la Casa Rosada II: lo que muestran sus muros

La Casa Rosada desde la Plaza de Mayo
En el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, retrato del Che

En el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, retrato de Salvador Allende

En el Salón de las Mujeres del Bicentenario, Mariquita Sánchez de Thompson, Juana Azurduy, Aimée Payne y Alicia M. de Justo

En el Salón de las Mujeres del Bicentenario, Tita Merello, Alfonsina Storni y Mercedes Sosa

"Martín Fierro" de Roberto Carpani

En la Galería de los Ídolos Populares Argentinos, Aníbal Troilo, Niní Marshall, Pappo y Les Luthiers.


La construcción de la Casa de Gobierno comenzó en 1873, cuando por decreto se ordenó construir el edificio de Correos y Telégrafos en la esquina de Balcarce e Hipólito Yrigoyen.
Pocos años después, el presidente Julio A. Roca decidió la construcción del definitivo Palacio de Gobierno en la esquina de Balcarce y Rivadavia, edificación similar al vecino Palacio de Correos. Ambos edificios se unieron en 1886 mediante el pórtico que hoy constituye la entrada de la Casa Rosada que da hacia la Plaza de Mayo.
El arquitecto Francisco Tamburini diseñó el proyecto y dirigió las obras que dieron a la Casa Rosada su definitiva estructura y ornamentación.

www.presidencia.gob.ar

martes, 17 de diciembre de 2013

El Valle de la Luna

Panorámica sobre el Valle Pintado

Y el Valle Pintado más cerquita

La Esfinge

El Cerro Morado custodiando el valle.. ¿tiene de verdad la forma de un indio acostado?

La Cancha de bochas

El Submarino

Visita a la luna... ¡a pleno sol!

El Hongo y las Barrancas Coloradas de telón

Perfil incólume

Paisaje lunar a través de la ventanilla

Dice una foto que saqué dentro del Centro de interpretación:

Se suma a la escasez de agua y alta insolación la importante amplitud térmica diaria y estacional. Durante el verano la temperatura fluctúa desde los 60ºC en el día llegando a 15ºC por la noche.
Existe una amplísima amplitud anual, pudiendo nevar durante el invierno y alcanzar por las noches temperaturas de -10ºC.

Y es verdad, me tocó sentir en carne propia el calor de la tierra sanjuanina: el guía informó que estaba haciendo algo así como 54ºC mientras deambulábamos bajo el sol... hasta la cámara de fotos sentía el golpe caliente de la arena pero todo eso fue nada comparado con el asombro de conocer uno de los lugares más hermosos de la Argentina y que tan poco se promociona: el Parque Provincial Ischigualasto, lugar de paleontología por excelencia, se distingue a través de la diferentes capas y colores de la tierra qué tan viejo es este mundo. Tan viejo que quizás haya festejado algo así como unos 200 millones de años...
Las geoformas dominan el paisaje, adoptando formas caprichosas imposibles de tallar: El hongo, el submarino, la cancha de bochas, esas pelotitas formadas por el correr del viento que arrastra la arenisca y  la moldea en forma esferoidal.
Arde el sol que lastima los ojos y se funde sobre las cabezas de todos los que nos atrevemos a desafiar su calor pero al paso de las horas, cuando ya va llegando la tarde, sus rayos incandescentes se suavizan iluminando la gloria colorada de los cerros que bordean el parque: las Barrancas Coloradas forman un telón rojo que cierra una tarde perfecta cuando tuve la suerte de visitar tan magnífico lugar. El Valle de la Luna, paraje desértico, la postal sanjuanina por excelencia, el antiguo paso de chasquis y carretas y gauchos que desafiaban al clima cruzando por sus arenas esperanzados de vencer a la muerte con cada metro recorrido bajo ese sol impiadoso.
Bello paisaje. Para soñar con un viaje a la luna a plena luz del día.


domingo, 15 de diciembre de 2013

Rutas argentinas... San Juan

El parador camino a San Agustín del Valle Fértil

Típica vegetación sanjuanina

Parada bajo el sol

Amanece en la ruta...

Son como postales que se te pegan al alma y no se van a ir jamás de la memoria: la ruta desde San Juan capital hacia Agustín del Valle Fértil te lleva por paisajes verdes de viñas y sierras lejanas envueltas en nubes y pequeños salares al lado del camino. De repente, bajo los rayos del sol y el calor que te envuelve y te asfixia, una parada en algún lugar perdido cuyano.  Una ojeada a escondidas al interior del boliche-parador, arbustos desparramados por donde pueden crecer en medio del desierto, un viejo que se baja del micro y enfila para el baño y siempre protagonista el sol, un poco más bueno, recién despertándose sobre los salares entre San Juan y Mendoza.